domingo, 22 de noviembre de 2009

Comentario de la noticia Denuncian a un profesor por castigar a una alumna cara a la pared por no hacer las tareas

Juicios en la escuela.
Los juicios son desacuerdos, malentendidos, enfados y olvidos.
El desacuerdo del padre ¿es un malentendido, del amor por su hijo y un olvido, de su deber educativo?.
El desacuerdo del maestro ¿es un malentendido entre su profesionalidad y su apatía, un olvido de que ya no hay normas rígidas sino un continuo devenir sin rumbo fijo?.
El desacuerdo del niño ¿es un malentendido entre la república de su casa y la monárquica escuela, donde él olvida que no sigue siendo el rey?.
El gobierno agita la coctelera legislativa, y la escuela se retuerce otra vez y recibe las heridas del combate político.
El padre denuncia a la maestra de ed. Física porque hace correr a su hija obesa. Quiere que su hija no corra tanto. La maestra tiene que cumplir los objetivos mínimos y además pretende enseñar a la alumna que debe cambiar sus hábitos alimenticios. El padre no está en casa y dice que la alumna come en el comedor, donde traen la comida congelada dos veces a la semana. El padre se conmueve y escucha como su hija sufre al correr. La alumna no entiende porque debe correr si ella no quiere hacerlo. En su casa come lo que le gusta porque su padre se lo compra por amor, ¿por qué la maestra no la quiere?. El Gobierno legisla y hay comida para celiacos, para árabes, para los que no soportan la lactosa y además ordena dieta mediterránea. Las verduras llegan congeladas y se quedan en los platos porque los alumnos tienen en sus carteras bollitos y galletas más ricos.
Pobre padre, además de su trabajo, de su divorcio, de los atascos, de su soledad debe al llegar a casa escuchar como llora otra vez su hija.
No es fácil, ya nada es fácil, no basta con decir el maestro tiene autoridad, el padre tiene autoridad, el alumno tiene valores, el estado parte de una ideología monolítica. Hemos pasado de Newton a la Física Cuántica, ahora todo es posible, todo puede pasar incluso puede pasar y no pasar la misma cosa a la vez.
Es necesario aislar cada caso, tratar a cada elemento como único, como principal, dar lo mejor de nosotros, y aún así el devenir será insondable y dependerá de atractores extraños, de mariposas que producirán huracanes.
El magisterio ha entrado en un universo con leyes nuevas; de la mar en calma hemos pasado a la tormenta donde las aguas nos llevan a rumbos desconocidos.
Ser maestro supone ahora muchas más cosas al igual que cada persona en esta nueva sociedad del siglo XXI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario