Cada día que pasa, cambia la respuesta; pues la experiencia es distinta, el ánimo cambiante y la situación del colegio parece mutar, como el tiempo.
Yo soy un colegio de España, público, pequeño, en una ciudad tranquila y cotilla, donde la gente tiene tiempo de conocer a los demás, pero sólo para espiarlos.
El paisaje que nos rodea es bonito, hay un horizonte con una gran catedral de piedra, que mira la ciudad como asustada, de lo poco que ha cambiado durante todos estos años.
El recinto es muy grande, y recuerda tiempos pasados cuando la cantidad de niños desbordaba; ahora resulta grotesco, en el recreo ver lo poco que ocupan.
En todo ese espacio, lleno de recovecos, hay muchos edificios, hasta cinco; con muy diferentes colores y estilos.
Luego esta el tiempo caprichoso, que nos llevará hacia atrás o adelante, en el día a día o en futuro amenazante de nuestra desaparición.
Yo soy un colegio de España, público, pequeño, en una ciudad tranquila y cotilla, donde la gente tiene tiempo de conocer a los demás, pero sólo para espiarlos.
El paisaje que nos rodea es bonito, hay un horizonte con una gran catedral de piedra, que mira la ciudad como asustada, de lo poco que ha cambiado durante todos estos años.
El recinto es muy grande, y recuerda tiempos pasados cuando la cantidad de niños desbordaba; ahora resulta grotesco, en el recreo ver lo poco que ocupan.
En todo ese espacio, lleno de recovecos, hay muchos edificios, hasta cinco; con muy diferentes colores y estilos.
Luego esta el tiempo caprichoso, que nos llevará hacia atrás o adelante, en el día a día o en futuro amenazante de nuestra desaparición.
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